Ya era tiempo. Anduvo, recorriendo el camino de vuelta, despacio, intentando prolongar un instante más ese tiempo que llegaba a su fin. Acostada de nuevo, recibiendo por última vez la suave caricia de sus sábanas de hilo, abrió por fin el sobre. Una lágrima brotó de sus ojos, de nuevo rejuvenecidos, que no podían ocultar un tiempo pasado que se fundía con el presente, siendo ya uno, para desaparecer. Sonrió mientras la envolvía el sueño eterno del que ya no podría despertar.
¿Qué haces aquí? No te he invitado.- La voz temblorosa apenas abandonaba las cuerdas que le daban identidad.
- ¿Quién tú a mi? ¿Te has olvidado de nuevo quién es el dueño? No oses dirigirte a mí. Cuando yo hable tú sólo puedes escuchar, ¿lo entiendes estúpido incompetente?
- Tú no eres nadie, ¿me oyes? Tú no eres nadie.-gritaba a un auditorio vacío, inmerso en la quietud de una habitación sin más vida que él mismo. Tenía que echarlo, no podía permitir que de nuevo se apoderara de él.
- ¡Qué pronto olvidas! Yo soy quien te guía, quien te indica el camino.
- ¡Vete! ¡Desaparece! ¡Déjame vivir!
- ¡Pero qué sabrás tú qué es vivir! Sin mí apenas eres un estertor de vida. Yo te muevo los hilos, te digo a dónde ir, cómo llegar, con quién te puedes cruzar…
-¡No! ¡Déjame! Tú me hundes en el abismo y no quiero caer de nuevo. Por favor-decía suplicante, lloroso- por favor déjame vivir.
- Por favor, por favor… Ja, ja, ja… ¡Eres patético!
- No te oigo, no puedo oírte, no debo oírte. Pondré música. La música acallará tu voz.
- Pobre ingenuo. ¿Aún crees que estoy cerca de ti, alrededor tuyo, que puedes cerrarme la puerta con los sonidos de unas notas que nunca enmascararán mi voz? Mi voz que surge desde tu alma, mi voz que es la única realidad que te alimenta, mi voz que te ha llevado hasta…
- ¡Calla!- Las lágrimas empañaban unos ojos desvaídos, mediocres desteñidos de lucidez. Unos ojos que se borraban, que se desdibujaban en sombras y que, irónicamente, se hacían más opacos para renacer a una realidad distorsionada, dirigida desde su yo más oscuro y así alcanzar la luz mortecina de la locura.
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